Lihit Velázquez es licenciada en Lengua y Literatura Modernas por la Universidad Nacional Autónoma de México y en Traducción por la Universidad Intercontinental. Actualmente estudia la Maestría en Traducción en el Colegio de México.
Desde 2013, ejerce como traductora independiente, lo que ha conjugado con la docencia de inglés y de traducción en instituciones de educación superior en México. Ha participado en algunos encuentros de traducción y lingüística en México y en el extranjero, en los que ha presentado ponencias referentes a la traducción de personajes de género no binario y la traducción inversa.
Uno de sus intereses es investigar cómo la traducción, en su calidad de mediación lingüística y cultural, nos permite ponernos en contacto con otros discursos y puede llevarnos a ampliar nuestro entendimiento de otras personas. Llegamos a ella por una ponencia que dio en el Congreso de San Jerónimo de 2019: Los retos de la traducción de novelas anglófonas con personajes de género no binario.
Nos cuenta que su interés por este tema comenzó hace unos años cuando leyó una noticia que la impactó profundamente acerca de una persona que había demandado al Departamento de Estado (y le había ganado) porque no podía sacar un pasaporte dado que, en las casillas para completar el género, solo existen dos opciones. Y uno no puede mentir para sacar un documento, pero ese documento es un derecho y no poder tenerlo porque la institución no te da la opción de identificarte, es discriminación.
Así fue como Lihit comenzó a cuestionarse muchas cosas, no solo a nivel personal, sino especialmente a nivel profesional: “yo, como como mediadora lingüística, ¿qué rol tengo en eso?» Ese caso era de Estados Unidos, pero el problema era universal. Todas las personas saben cómo identificarse y todos deberíamos respetar eso.
Sumando investigaciones y su formación literaria, encontró en la literatura un terreno propicio para poder tomar personajes no binarios y plantear la traducción al español dentro de un marco donde poder ejemplificar y explicar las razones por las cuales es necesario entender un enfoque más amplio.
Como bien apunta Lihit, hay literatura en la que por una u otra razón se ha evadido especificar el género de un personaje, por muchas razones. Y nos cuenta un ejemplo, que incluyó en su ponencia, sobre Written on the body, de Jeanette Winterson, con traducción de Encarna Castejón. La oración dice «I’m committed to someone else», entonces, en lugar de traducir “estoy comprometido/comprometida”, la traductora optó por «tengo un compromiso con otra persona». Pasar del adjetivo a un verbo y un sustantivo resuelve el problema de esa persona que narra y de la que nunca se conoce su género. Con este ejemplo, Lihit ejemplifica la postura de Ártemis López, une traductore que también ha trabajado mucho este tema y que denomina a esta mecánica como lenguaje no binario indirecto, porque en vez de decir “estoy comprometide”, se opta por darle la vuelta y evitar usar un género incorrecto.
Lihit menciona otros ejemplos, incluso de traducciones que, por querer sostener este lenguaje no binario indirecto, presentan algunas elecciones que entorpecen la lectura.
La tarea es ardua y requiere cuestionar y cuestionarse, de eso ya no caben dudas. Y como bien menciona Lihit, el tema está cada vez más en boga y tiene más visibilidad, no solo en el terreno audiovisual, sino también en noticias en los medios. El caso más reciente y comentado es el del actor Elliot Page (a quien se conocía como Ellen Page). La noticia salió en muchos medios, porque se trata de una figura conocida, pero la traducción de esa noticia no recibió el tratamiento adecuado en todos lados. Y Lihit se pregunta: ¿por qué sienten la necesidad de difundir la noticia, pero no la necesidad de hacerlo adecuadamente?
Dejando de lado las burradas que leemos en muchos medios de comunicación, en general, nos preguntamos qué pasa con la aceptación institucional. La realidad demuestra que las personas no binarias ya hablan así y no necesitan ninguna reglamentación ni institución que les diga cómo hacerlo. Pero claro, no todas las personas están en contacto con esta realidad (por casualidad o por rechazo). Y si bien estamos de acuerdo en que la lengua vive y muta como quiere, también sabemos que hay personas que todavía no entienden, o no lo aceptan, y entre esas personas hay potenciales clientes, por ejemplo, y ahí la trama se nos complica un poco.
Lo que destaca Lihit es que a diario nos hacemos preguntas al momento de traducir, y a diario tomamos decisiones que tienen que ver con el tema, el objetivo de un texto, a quién va dirigido, etc., y muchas veces no hay reglas para esas decisiones, entonces por qué las necesitaríamos para entender y traducir un personaje no binario, por ejemplo. Como profesionales ya usamos estrategias en otras situaciones lingüísticas difíciles de resolver. Incluso más de una vez hay que lidiar con clientes que insisten en usar un término específico aunque no sea el adecuado, y más de una vez (siempre, diría) hay que aprender a elegir las batallas y en dónde ceder.
Lo importante, como bien agrega Lihit, es saber quién sos como profesional, qué es lo que ofrecés y a qué especialización querés dedicarte. Si alguien desea una traducción que esté relacionada con cuestiones de género, irá con alguien que se dedique a eso, y no con quien reniega o no tiene interés de hacerlo. Habrá también quien necesite traducciones activistas, agrega Lihit, y profesionales que quieran llegar a límites a los que no acostumbramos llegar.
Como Lihit es docente de traducción, le preguntamos también cómo está la situación en México. A nivel legal, el género no específico no está aceptado y esto tiene muchas consecuencias en muchos aspectos, incluida la educación, porque las personas se ven obligadas a identificarse como algo que no son, y eso es violencia institucional. Lihit, por su parte, introduce el tema en sus clases de lengua y de traducción, con desafíos lingüísticos que ponen a pensar a sus estudiantes y le dan el puntapié para llevar al salón de clases otras realidades que conviven con la nuestra.
Si querés ahondar más en el tema, Lihit nos recomienda algunas publicaciones de profesionales, como el «Pequeño manifiesto sobre el género neutro en castellano» de Rocío Gomez, traductore, (@rociof.gomez en insta) que se puede leer acá: https://linguaultrafinitio.files.wordpress.com/2016/04/pequec3b1o-manifiesto-sobre-el-gc3a9nero-neutro-en-castellano.pdf.
También menciona el trabajo de Artémis López (en twitter @queerterpreter) y de Florencia Aguilar (@lemotjustels en Insta), que se especializan en traducción queer y comunican sus reflexiones y trabajos en sus redes sociales.