Guillermo “Willy” Martinez es un traductor técnico-científico y literario argentino, radicado en la Ciudad de Rosario, Argentina. Cursó la carrera de traductorado de inglés en el Instituto de Educación Superior Olga Cossettini en Rosario. Durante los años ochenta, fue uno de los impulsores originales del actual Colegio de Traductores de la Provincia de Santa Fe, que lo reconoció como socio honorario en el 2011. Posteriormente ocupó un cargo en el consejo directivo de dicho Colegio y se desempeñó también como representante de esa institución ante la Federación Argentina de Traductores. Se afilió a la ATA en 1995 y obtuvo la certificación en “inglés-español” en 1996. Ha colaborado con proyectos de capacitación profesional del mencionado Colegio, así como del Colegio de Traductores Públicos de la Ciudad de Buenos Aires y de la ATA.
Cuando Willy comenzó a hacer sus primeras traducciones, la traducción era para él una actividad a tiempo parcial. Su trabajo como operador de télex no le apasionaba ni le prometía ningún futuro, sin embargo, le permitió vincularse con el ambiente empresarial e industrial de Rosario. A través de los contactos que fue estableciendo, empezó a recibir los primeros encargos de traducción, que realizaba por la noche, los fines de semana, con una máquina de escribir.
Mucho de lo que traducía era material técnico (manuales de instalación, operación y mantenimiento de equipos) y comercial (cartas, papelerío de aduana, descripción de productos, etc.). Por aquellos años, la comunicación no era inmediata y, por lo tanto, todo requería más tiempo y paciencia. Su primera herramienta de trabajo fue una máquina de escribir, luego adquirió un procesador de texto y, con el paso del tiempo, una PC.
Willy desempeñó un papel clave en la creación del Colegio de Traductores de la Provincia de Santa Fe. La idea de crear un colegio era ver si elevando el perfil de la profesión aumentaba la demanda, ya que había un gran desconocimiento de la profesión y de lo significaba la calidad en la traducción. El proceso de creación del colegió llevó varios años y, finalmente, en 1992 se constituyó formalmente. En la actualidad, el Colegio tiene alrededor de 700 miembros activos y Willy suele colaborar con actividades de capacitación profesional.
Con respecto a su experiencia con la ATA a lo largo de los años, Willy considera que esta ha cumplido un rol muy importante en su vida profesional desde que comenzó a trabajar por cuenta propia. Para él, la membresía ha sido una buena inversión. Willy cree que la evolución de la ATA tiene que ver con un proceso de internacionalización. Al principio, era una organización muy orientada hacia el mercado estadounidense, constituida en gran medida por inmigrantes. Sin embargo, ha observado que actualmente hay traductores que no viven ni planean vivir en los Estados Unidos, pero se afilian a la ATA para figurar en el directorio de una organización prestigiosa.
Para finalizar, Willy responde la pregunta filosófica que siempre hacemos afirmando que para él un traductor exitoso es aquel que dice “No me equivoqué al haber elegido esta profesión” y la desarrolla, la ejerce y la cumple de una manera gratificante y que contribuye positivamente a la calidad de vida de alguien. El traductor es un eslabón pequeñísimo en una cadena que genera valor.