Uno de los temas que más intimida a los traductores, después de la medicina, es la economía y las finanzas. La terminología, las cifras y las siglas desconocidas suponen un gran obstáculo para quienes no están familiarizados con la materia y quieren dar sus primeros pasos en esta rama de la traducción. Para hablar de esto, hoy nos acompaña Analía Bogdan, especialista en traducción financiera.
Analía es traductora pública de inglés egresada de la Universidad de Buenos Aires y matriculada en el CTPCBA. Es coordinadora de la Comisión de Economía y Finanzas desde hace cuatro años y, como tal, ha brindado numerosas charlas y ponencias sobre la especialización en economía y finanzas. En el año 2009 realizó un programa de posgrado de estructuras de financiamiento en el mercado de capitales y luego se certificó como asesora de fondos comunes de inversión ante la Cámara Argentina de Fondos Comunes de Inversión. Hace más de ocho años que se especializa en traducciones legales, financieras y económicas, y sus principales clientes son grandes grupos financieros internacionales y estudios jurídicos especializados en finanzas.
Analía confiesa que, como a muchos traductores, la especialización la encontró a ella. Cuando tenía 18 años, empezó a trabajar en la sucursal de un banco y paralelamente comenzó la carrera de traductorado público en la UBA. Trabajó en la industria financiera durante diez años, específicamente, en el área de inversiones de activos financieros de terceros, donde descubrió que lo bursátil le gustaba mucho. Una vez recibida, dejó su cargo en el banco y comenzó a trabajar por su cuenta bajo la especialización financiera que ya conocía muy bien y siguió formándose en los aspectos teóricos para complementar la experiencia práctica que ya había adquirido.
Se dice que es una especialización en la que siempre hay mucho trabajo. Si al mercado le va bien, se traduce mucho y si al mercado le va mal, también. Actualmente en Argentina los entes reguladores como el Banco Central y la Comisión Nacional de Valores emiten varias normas y regulaciones que los participantes del mercado financiero deben traducir para sus accionistas en el exterior. Es mucha la información que debe cruzarse y traducirse y, por lo tanto, llama la atención que no se dicten tantos cursos o charlas sobre la especialidad. Existen algunos cursos de especialización, pero no específicos para traductores, sino más bien para potenciales inversores o financistas que ya poseen ciertos conocimientos pero quieren saber más.
Entre los desafíos a los que deben enfrentarse los traductores se incluyen: la complejidad de los temas, los términos que se acuñan constantemente, las siglas, el dinamismo del mercado y la necesidad de estar actualizados. Como en todas las traducciones de carácter técnico, es fundamental que el traductor entienda lo que está traduciendo. Analía reconoce que, en general, es una temática que para muchos traductores resulta intimidante.
A quienes están interesados en incursionar esta rama de la traducción, Analía les recomienda que comiencen a operar en el mercado ellos mismos para entender cómo funciona un plazo fijo, una cuenta corriente, una tarjeta de crédito, un fondo común de inversión, etc. Luego, que se capaciten haciendo cursos en el BCRA, la Comisión Nacional de Valores, la Bolsa de Comercio, el Mercado de Valores, etc.; todos tienen en sus páginas web capacitaciones en línea o presenciales. Por último, que analicen las regulaciones que se emiten aquí y en países angloparlantes para extraer terminología y lean cotidianamente diarios especializados, como Ámbito Financiero, El Cronista Comercial, The Economist, etc.